En esta ocasión les mostraré lo que fue mi segunda ida al bello sur chileno, la anterior fue en la misma fecha el año pasado, en diversas zonas de la región de Los Ríos y de Los Lagos, el reporte está en el foro.
La aventura de este año digna de National Geographic la resumiré en dos tomos: Chile y Argentina, ahora va la primera parte en nuestro país.
Como contexto general, válido para ambos países, febrero es un mal mes de pesca; calor, aguas tibias y bajo nivel hacen las cosas difíciles, esto sumado a la disminución generalizada de las precipitaciones a ambos lados de la cordillera, hace el panorama bastante complejo.
Primera parte: Choshuenco.
Luego de empezar el año como las pelotas por diversos motivos que no vienen al caso detallar aquí, me armé de ánimo y partí al sure. En esta ocasión Juan Correa y Raúl Ramírez serían los compañeros de pesca.
Raudamente rajamos por la 5 Sur con destino directo a Choshuenco, una ciudad renombrada por su buena pesca para tentar al salmonídeo en cuestión. Mr. Cazuela estuvo en enero en la zona y me mandaba fotos de bonitas capturas con lo cual confirmábamos que allá estaba la papa misma.
Nos ubicamos en un bonito camping y pronto llegó Fernando Berríos con su señora a sumarse a la salida de pesca a la zona. Casi terminando el día nos fuimos al Fuy, sector de su desembocadura en el lago Panguipulli. Hacía calor para la hora, no pesqué nada ya que se veía poco y nuevamente estaba tratando de acomodarme al equipo # 5 que no tomaba hace un año, otra vez los fantasmas de pescar en ríos grandes no estando acostumbrado ni a castear ese equipo me pasaba la cuenta……como sabrán soy pescador de la zona central, pejerreyero y coyanquero de tomo y lomo.
Las truchas saltaban regularmente, otros compañeros lograron algunas capturas pero nada del otro mundo. Fin del primer encuentro con la zona.
Al otro día, luego de esta rápida e improvisada experiencia, partimos en la mañana nuevamente al Fuy ,a la altura del puente de entrada a Choshuenco.
Al llegar la majestuosidad del sur chileno me golpeaba irremediablemente como siempre.


Ancho como pocos, de color esmeralda como pocos, imponente y raudo, el Fuy me decía bienvenido al verdadero sur. Ahí estaba yo enfrentando los desafíos, las ligas mayores, todo lo leído y aprendido se iba al basurero, el presente se imponía al pasado.
Pescamos aguas abajo, pasaban las horas y no lograba ninguna mísera picada, Raúl Ramírez me contaba que se le iba una fario grande y Juanito Correa lograba algunas capturas pero tamaño zona central solamente.

Ya al medio día el calor terminó de asesinar mis ganas de seguir pescando y busqué la sombra, no lo pasé mal, me di un buen banquete comiendo moras y avellanas como si el riesgo al hanta no existiera…….
Ya de vuelta hacia el puente, donde estaba el auto de Juan, por bosquecillos de robles y praderas aprovechaba de admirar sorprendido la bella flora y fauna local.




Durante la tarde el desafío se veía hermoso: el mítico rio Enco, la joya de la zona, la vedette de la noche, la fario de 45 cm entre las arcoíris de 25 cm.
Este rio une los lagos Riñihue y Panguipulli, por lo cual se trataría en teoría de una “pasada” de truchones grandes entre ambos espejos de agua.
Llegamos al lugar indicado, la parte media de su extensión y se notaba que el nivel del agua estaba bajo, parecía la típica orilla árida de los ríos y lagos regulados por el hombre, como el Maule o el Yeso. Al frente la selva valdiviana se descolgaba lujuriosamente, torcazas miraban desde las alturas de los árboles secos entre el mar verde, un paraíso.


Me ubiqué al medio de un largo pozón, casteando en 45 grados y esperando que profundice mi ninfa de matapiojos (anteriormente con seca no paso nada) y luego darle vida a tironcitos, como dicen los libros……. De pronto pique y una bella arcoíris, muy luchadora, me hacía volver el alma al cuerpo luego de dos salidas al Fuy sin una mínima picada. Al fin y al cabo, ¿qué es un pescador sin pique? ¿Un goleador sin gol? Nada.


Ya en el resto de la tarde logré pinchar aprox. 6 truchelis siendo la más grande este macho de flancos colorados y gordura apreciable, un luchador que me dejó feliz a pesar que seguramente es menor comparado a los truchones que se sacan en el Enco.
Por la noche nos fuimos de juerga al pueblo encontrándonos con una buena celebración, bailes pascuenses de bellas jóvenes fueron lo mejor, a Juan Correa lo invitaron al escenario y empeño le puso con el baile, las cervezas artesanales estaban buenas pero se agotó rápido el abastecimiento, con Fernando Berríos nos lamentamos del hecho.
Al otro día bien temprano fuimos al tramo final del Enco, cerca del lago Riñihue, un paraíso de una belleza única. Los ulmos en flor se notaban en las laderas de los tupidos cerros.
El vapor de agua evaporado del rio se condensaba cerca de la superficie de este, debido a la baja temperatura del aire frio, el cual admite poca agua evaporada en comparación al aire cálido.


Comienza la pesca y logro pinchar una truchita tamaño zona central y luego otro llavero, en resumen fue lo único de toda la mañana.
Mis compañeros tampoco lograban sacar algo bueno y la frustración nos gobernaba, buscábamos respuestas, alguna excusa, solo dudas, en fin, todos hemos tenido jornadas así. Creo que allí se incubó el virus de emigrar a otra zona con mejor pesca, sin desmerecer Choshuenco en otros meses del año mejores para la pesca.


Juan Correa analizando la situación.

Seguimos aguas arriba, yo disfrutaba del paisaje como siempre, logrando captar al hermoso copihue en su medio silvestre, un lujo para no mucha gente, especialmente de la mitad norte de Chile.





Llegamos a un afluente del Enco tipo Coyanco, lo remontamos ya con la idea de acercarnos al camino, para variar nada de actividad de peces cuando de pronto ocurre lo impensado, algo equivalente a ver un OVNI, a ganarse el loto, a sacar una trucha en el Mapocho…..NOS FISCALIZARON.
Impresionante, en aquella soledad, soledad no tan solitaria, una pareja de funcionarios de la ahora no tan Siestapesca, nos pedían identificación y licencias. Cumplimos el trámite, por mi parte algo sorprendido ya que en mis 33 años y aproximadamente 23 años recorriendo ríos, usando distintas artes (incluidas la no tan noble de la lombriz al principio) nunca me solicitaron licencia de pesca.
Bueno, es un buen signo que se están haciendo las cosas bien en la zona.
En la tarde fuimos a pescar a una parte del Fuy, cercana al camping, llamada “La Pata de Cabra” a atacar la eclosión de la tarde, gracias al GPS de Raúl, salimos directo al rio a la altura de la pista asfaltada de aterrizaje de Choshuenco, un lujo.
El calor era importante, el atardecer muy tibio, había poca actividad en superficie comparado con la primera salida al Fuy, recuerdo que tuve algún pique, pero casi nada entre los tres, mas tarde las truchas saltaban y terminamos ahogándonos en la frustración nuevamente, no logramos engañarlas, volvíamos a fracasar tratando de adivinar la eclosión (y eso que me apliqué con mi impronta pejerreyera de la zona central de moscas en # 20 y tippet 6x).
Después de esta salida decidimos ponerle fin a nuestros intentos en la zona, esto sumado a los constantes comentarios de los lugareños que decían: “hasta Enero era bueno” “ahora esta malo por el calor” etc.
A la mañana siguiente decidimos enfilar hacia el otro lado de la cordillera, Juanito Correa estaba enceguecido con mandarse flor de flotada por el famoso Chimehuín, Raúl y yo no tanto, pero para mí la idea solamente de poner un pie en el vecino país ya me quitaba el sueño, nos esperaba la tierra de los actuales subcampeones del mundo; Argentina ni más ni menos, pero esa historia quedará para una próxima ocasión.
CONTINUARÁ……………………………………..