Un día, un campesino de 14 años, en la flor de la adolescencia, le dice a su padre:
"Oye papi, tu sabís que yo ya tengo mis pelos y bueno... tengo que probar la lanza poh..."
Y el padre le dice:
"Mira mejo, yo te huá pasarte la plata para que vayas a la casa de la Rosa" (Casa de Remolienda muy conocida por todos en la zona).
LLega el muchacho allá y toca la puerta, lo sale a atender la Rosa. Él le dice:
"Sabe que yo, bueno... yo vengo a utilizar el servicio poh oiga."
Y la Rosa le pregunta: "¿Tienes experiencia?"
"No, pero..."
"Mira, te doy un consejo", le dice la Rosa, "ándate al bosque y a cada árbol que le veas un hoyo, clávale el instrumento y después de un tiempo vuelves."
Parte raudo el huaso y cada árbol con hoyo, árbol embarazado.
Después de un mes vuelve el huaso a la casa de la Rosa, con una tabla bajo el brazo, y le dice: "ya volví ya pueh..."
"Débora, ven y atiende al joven."
Entran a la habitación y Débora se pone en posición de mesita de centro y el huasito saca su tabla y le manda un costalazo en pleno orto.
La Débora se da vuelta y le pregunta: "¿Que estaí haciendo hueón?"
"¡Estoy viendo que no tenga abejas poh...!"